Alabemos al Santísimo

“Aun a las manos consagradas de Sacerdotes y Obispos, y hasta el Papa, la Iglesia prescribe velo humeral. Porque por respeto a este Sacramento ninguna cosa lo toca que no sea consagrada.”
Santo Tomás de Aquino, Suma Teología III. Q82. Art. 3.

 

Unos años más tarde tuvo lugar el hecho milagroso de la Hostia consagrada que comenzó a sangrar ante las dudas de fe del sacerdote que celebraba la Eucaristía en la ciudad de Bolsena (Italia). Este hecho muy difundido llevó al Papa Urbano IV a instituir la festividad del Corpus Christi en 1264. Estaba presente en la Iglesia y era considerado como el gran teólogo sobre la Presencia de Cristo en la Eucaristía Santo Tomas de Aquino a quien el pontífice quiso premiar con el cardenalato por su gran servicio a la Iglesia que enseña.  Pero el humilde dominico le ofreció otro servicio a la Iglesia que el Pontífice le concedió: preparar los textos litúrgicos de dicha fiesta. Gracias a esa concesión tenemos esas obras poéticas rezumando la ciencia sublime del gran teólogo y el amor del gran santo, a quien la iconografía ha colocado la custodia en el pecho de sus imágenes como símbolo de Santo Tomás de Aquino. Himnos de la calidad del Pange lingua, Lauda Sion, Panís angelicus o Adoro te devote, salieron de su espléndida pluma y siguen sacudiendo nuestra falta de correspondencia a quien teniendo que irse al cielo se quedó con nosotros en persona y no sólo en un recuerdo.

En el siglo XIV tendremos acontecimientos que reforzarán dicha solemnidad, que tendría desde entonces dos actos fundamentales: la Eucaristía y la Procesión. En el concilio de Vienne del 1311, el papa que había trasladado la sede desde Roma a Avignon dio una serie de normas para el cortejo que acompañaría al Señor en la procesión dentro de los templos, indicando hasta los detalles de dónde irían las autoridades que quisieran ir en el desfile. Años más tarde, Juan XXII introdujo la Octava del Corpus con Exposición del Santísimo Sacramento incluida. Y será el primero de los Papas renacentistas, Nicolás V, el primero en establecer que la Hostia Santa saliera en procesión por las calles de Roma en la fiesta del Corpus del año 1447.

En los siglos posteriores fueron apareciendo esas obras de arte para las Custodias -vaso sagrado donde se coloca la Hostia- y los “carros triunfantes” son obras maestras de la orfebrería religiosa, en las que el pueblo fiel le entrega al Señor lo que considera como más valioso:  el oro, la plata, las piedras preciosas. La más famosa y valiosa es la que encargó el cardenal Cisneros al orfebre Enrique de Arfe y que éste elaboró entre los años 1517 y 1524. Tiene una planta hexagonal y se va elevando en columnitas primorosamente ejecutadas, con adornos de pedrería y figurillas de ángeles, santos, florones, campanitas y espigas. La parte central corresponde a la custodia y es de oro puro del llevado de América por Cristóbal Colón. Esta custodia ha salido en Toledo en la fiesta del Corpus desde el año 1595.

 

 

Historia del robo de la Custodia de Santo Tomás de Aquino
Basílica de Nuestra Señora del Rosario

El templo de Santo Domingo posee muchas y muy valiosas joyas que provienen de la época colonial, lamentablemente han sido robadas muchas de ellas, algunas se han recuperado y de otras no se ha vuelto a saber.

La mañana del 28 de octubre del año 2000, desconocidos intentaron robar la famosa custodia de Santo Tomas de Aquino, magnífica obra de orfebrería que data de mediados del siglo XVII. Los ladrones no pudieron con el peso de la enorme custodia-mide 1.80 metros de alto por 0.8 metros de ancho, logrando llevarse únicamente la efigie de Santo Tomas y dejando tirado el sol o resplandor en donde se guarda a Jesús sacramentado cuando es expuesto, obviamente quedo muy dañado por el golpe provocado por la caída al momento de sacarla del camarín donde estaba.

La noticia corrió como pólvora, el padre José Quilez -prior del convento- y la comunidad de frailes dominicos estaban sumidos en un sentimiento de tristeza que se generalizó a toda la feligresía.

A pocas horas de sucedido el robo se apersono Federico de la Riva con el prior y le dijo: «Padre José, le prometo que dentro de un año esa custodia estará nuevamente en su camarín». Dicho esto se dio a la tarea de buscar un escultor que pudiera hacer el molde en madera lo más parecido posible a la original, se encomendó al maestro Caravantes, vecino de la parroquia de Santo Domingo, realizar la imagen en madera para poder ser usada como molde por el orfebre que tendría a su cargo la elaboración en plata, menuda tarea le fue dada al maestro Caravantes pues no había , o habían muy pocas, fotografías de la imagen del santo sosteniendo el resplandor, apenas se pudo conseguir una o dos fotos impresas tomadas con cámara de rollo y de no muy buena calidad, pero el Espíritu Santo debió iluminar al maestro para haber podido hacer una copia casi exacta sin contar con nada más que una foto.

Recibida la imagen en madera el siguiente paso era encontrar un orfebre que la hiciera en plata, se contactó un maestro en Antigua Guatemala quien puso como condición para hacerla que se le permitiera realizar 5 copias de dicha imagen a lo cual no se accedió, posteriormente se encontró a un profesional extranjero de apellido Steel quien se comprometió a realizarla con la condición de que estuviera el prior de Santo Domingo y otras personas en su taller el día que se rompiera el molde para asegurar de que no se haría ninguna otra efigie igual, curiosamente el señor Steel no era católico pero actuó con honradez y a él se encomendó la tarea, incluso explicó el proceso para hacerla y que utilizaría arena volcánica como parte de la técnica para que quedara en mejores condiciones.

Mientras tanto, Federico se dedicó a reunir el dinero necesario -una suma considerable- entre familiares, amigos y devotos de la Virgen del Rosario.

Una vez terminada la imagen de Santo Tomas por parte del señor Steel esta le es dada a don Edwin Liscutin, devoto de nuestra madre, quien se dedicó a aplicar baño de oro en ciertas partes de la escultura, afinó muchos detalles como el rostro y las alas, reparo en su totalidad el resplandor, armo de nuevo la custodia y la dejo tal y como la vemos en la actualidad, dejando adheridas a las alas de Santo Tomas unas placas de plata con el nombre de las personas, empresas e instituciones que colaboraron en esta tarea.

Y así llegó el 30 de septiembre de 2001, la custodia nuevamente completa es entregada a la comunidad de frailes dominicos quienes realizaron una misa de acción de gracias antes de colocarla en el mismo camarín de donde fue sustraída 11 meses antes. La promesa había sido cumplida.